Las inversiones más legendarias que convirtieron a Warren Buffett en mito

Warren Buffett.
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  • El Oráculo de Omaha comenzó con una textil ruinosa su imperio

  • Durante años Coca-Cola fue su mayor éxito como inversor

  • American Express, Apple o BYD forman parte de sus mayores triunfos

Warren Buffett.

La retirada de Warren Buffett de la primera línea de Berkshire Hathaway cierra una etapa en la historia de la bolsa y la inversión. Se jubila uno de los inversores más admirados y respetados de todos los tiempos, tras setenta años de trayectoria y una rentabilidad anualizada del 20% entre 1964 y 2024, duplicando prácticamente las ganancias del S&P 500, el principal índice de Wall Street. Nadie como Buffett merece tanto el calificativo de legendario, con su inconfundible filosofía de inversión.

Buffett es una figura casi mitológica en Wall Street, a pesar de que sus cualidades como inversor siempre han estado lejos de la imagen especulativa asociada a la bolsa neoyorquina. El Oráculo de Omaha, como se le conoce, ha cimentado su éxito en inversiones a largo plazo y a contracorriente de las modas. Fue el abanderado de la inversión value, buscando valor oculto incluso en compañías en declive, con una mezcla de frialdad analítica y convicción.

Tampoco pasó demasiado tiempo en Wall Street. Tras graduarse en Columbia Business School en 1951, fue contratado como analista por su mentor, Benjamin Graham, en la firma Graham-Newman Corp, en Nueva York. En 1956, cuando Graham cerró el fondo, Buffett regresó a su ciudad natal, Omaha, para fundar su propia sociedad de inversión con apenas 100.000 dólares bajo gestión.

En Graham-Newman, Buffett perfeccionó su estilo de inversión, centrado en comprar acciones infravaloradas con márgenes de seguridad sólidos. Desde los primeros años de Berkshire Hathaway, entonces una decadente compañía textil, aplicó esa lógica a empresas que otros daban por muertas. Una de las más simbólicas fue Geico, aseguradora especializada en automóviles. De estudiante, viajó desde Omaha a Washington, tras descubrir que Graham presidía la empresa. Allí, un ejecutivo le explicó el modelo directo al consumidor, que lo fascinó. En 1976, cuando Geico atravesaba una crisis financiera, Buffett aprovechó para adquirir una participación a precios de saldo, convencido del valor oculto del negocio.

Hoy, Berkshire Hathaway es un gigante valorado en más de 1,16 billones de dólares, con más de 390.000 empleados y reservas de efectivo que superan los 347.000 millones de dólares. La leyenda comenzó a forjarse con su inversión en American Express. En los años 60, la empresa se vio envuelta en el escándalo del aceite para ensaladas: una filial emitió certificados sobre tanques supuestamente llenos de aceite, que en realidad contenían agua salada. El fraude, de casi 200 millones de dólares, provocó el desplome de las acciones y un pánico bursátil.

Donde muchos vieron una empresa al borde de la quiebra, Buffett detectó una oportunidad. Observó que los consumidores seguían usando sus tarjetas para cenar, viajar y comprar. La confianza del público no se había roto. Hoy, Berkshire posee cerca del 20% de American Express, una de sus posiciones más estables. Por esa época también triunfó con The Washington Post, al comprar acciones durante una caída generalizada del mercado y establecer una duradera amistad con Katharine Graham.

La leyenda de Buffett creció con Coca-Cola, su joya en el sector consumo. En pleno pánico bursátil tras el Lunes Negro de 1987, invirtió 1.300 millones de dólares en la compañía. «Si compras algo que bebes cada día y tiene buenos márgenes, es probable que estés en buena compañía«, decía para justificar una inversión que, en 2024, ya valía unos 25.000 millones. Solo en ese año, los dividendos generaron 770 millones para Berkshire. Fue entonces cuando el apodo de Oráculo de Omaha se consolidó, más por su profundo conocimiento del mercado que por una supuesta clarividencia.

Los errores del Oráculo

Buffett no es infalible. Paradójicamente, Berkshire Hathaway, el nombre de su brazo inversor, fue uno de sus primeros errores. En su carta de 2014, admitió que, por pura cabezonería con el antiguo propietario, terminó con más del 25% de una textil en decadencia: «Me convertí en un perro atrapado dentro de un coche», escribió. Mantuvo abierta la empresa hasta 1985, cuando finalmente tiró la toalla: «La estupidez tiene límites«, sentenció.

Otro tropiezo notable fue su inversión en Salomon Brothers en los 80. Berkshire compró emisiones preferentes de la firma, y Charlie Munger incluso ocupó un asiento en su consejo. Años más tarde, Salomon fue acusada de manipulación de mercado. Aunque Berkshire salió sin pérdidas, ambos socios recuerdan esa experiencia como una lección amarga. En 2010, Buffett escribió: «Puedo manejar malas noticias, pero no me gusta lidiar con ellas después de que se hayan podrido por un tiempo».

También fracasó en los 90 con USAir, una aerolínea que terminaría absorbida por American Airlines. Reconoció haber subestimado los efectos de la desregulación del sector. En su carta de 1996, ironizaba con una frase de Richard Branson: «¿Quiere convertirse en millonario? Empiece siendo multimillonario y compre una aerolínea». Berkshire tuvo que amortizar el 75% de esa inversión.

Adaptado a los nuevos tiempos

Si Coca-Cola fue su inversión estrella durante décadas, Apple ha sido el mayor acierto bursátil de Buffett en valor absoluto. En 2016, sorprendió al mercado con una inversión inicial de 36.000 millones en la tecnológica, a la que no veía como tal, sino como una empresa de consumo. Con márgenes altos y usuarios fieles, Apple encajaba perfectamente en su lógica. Hoy esa inversión ha generado más de 120.000 millones de dólares, con Buffett declarando que es «probablemente el mejor negocio que conozco en el mundo«.

Antes, en 2008, ya había sorprendido con una inversión en BYD, fabricante chino de vehículos eléctricos. Convencido por Munger, Berkshire compró el 10% de la compañía por 232 millones. A medida que el sector de la movilidad eléctrica despegó, esa inversión se multiplicó por más de 30 veces, superando los 7.000 millones de dólares.

Durante la crisis financiera de 2008, Buffett volvió a demostrar su temple. Mientras los mercados se hundían, él acumulaba liquidez. Con una reserva récord, Berkshire compró participaciones en Goldman Sachs, General Electric y otras compañías, obteniendo rentabilidades notables en los años siguientes. Fue uno de los inversores que mejor capitalizó esa crisis histórica.

Ahora, con 94 años, Buffett deja a Greg Abel el legado y la mejor herencia posible: una empresa sólida, una cultura de inversión única y casi 348.000 millones en caja. Fiel a su humor, Buffett bromeó: «No haría nada tan noble como abstenerme de invertir solo para que Greg quedara bien».

Fuente: https://www.eleconomista.es

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